miércoles, 21 de marzo de 2012

"El síndrome de Mowgli" de Andrés Pérez Domínguez

“Las utopías, o las quimeras, o como quieran que se llamen, son un engaño: nos las inventamos, las imaginamos, y cuando llega el momento de vivirlas las cosas ya no son como queríamos, o a lo mejor somos nosotros los que hemos cambiado”




Andrés Pérez Domínguez es un autor al que pienso seguirle la pista. Hace poco que terminé “El violinista de Mauthausen” y vuelvo a elegir un libro suyo. La forma que tiene de escribir y contar sus historias me encanta, ya me están gustando hasta sus defectos: es algo repetitivo y sus finales son totalmente abiertos. Nos repite las ideas y pensamientos de sus personajes una y otra vez, hasta dejarnos completamente enganchados a ellos, pero luego acaba las historias sin que sepamos qué ha sido de esos personajes.

El protagonista principal es Rafael Montalbán, un ex boxeador que se gana la vida con varios trabajos: portero en un club de alterne los fines de semana, matón a sueldo, cobrador de deudas ajenas... que ha tocado fondo y al que una participación en un programa nocturno de radio le da la oportunidad de cambiar de vida y cerrar viejas heridas.

Un corto mensaje sin firmar (“Cómo está mi cazador solitario”) le dará la fuerza necesaria para ir en busca del gran amor de su vida: Lola. Una femme fatale gaditana que lo traicionó dieciocho años atrás, de la que sigue profundamente enamorado y a la que está dispuesto a dárselo todo sin recibir nada a cambio.

Rafael Montalbán o Montaner, nombre ficticio que utiliza en sus trabajos, es un personaje muy sugerente, lleno de contradicciones, al que irremediablemente acabas adorando. No es un matón al uso sino que tiene unos sólidos principios morales “puede que algo retorcidos, pero principios al fin y al cabo”, es discreto, leal con sus compromisos, tierno, honesto, con un poso de bondad, valiente y luchador, alguien que a pesar de todas las derrotas y traiciones que ha sufrido no se rinde.

Su huida a Lisboa le sirve para superar la doble traición que le hundió la vida: una, la suya a la persona que le ayudó y que fue un como un padre para él, El Gordo; otra, la que sufrió en carne propia por parte de la mujer que amaba. Un intento de retomar su vida en el mismo lugar en el que se torció del todo hace dieciocho años.

En este libro, como en el anterior que leí del autor, hay pocos personajes: Rafael Montalbán, Lola, Luis, el Gordo, Chocolate, Paula, Teresa Bernal. Una gran historia de amor, venganza y traiciones, unos personajes que te atrapan y unos escenarios bien escogidos (la alegre Cádiz cuando encuentra a su amor y la melancólica Lisboa cuando sabe que la volverá a perder) han hecho que devore esta novela.

La fantástica explicación al título nos la da el protagonista: “El síndrome de Mowgli, es cuando estás en un lugar rodeado de gente y de pronto te sientes solo, como si fueras invisible, como si nadie pudiera verte ni tocarte, cuando te gustaría ser parte de algo pero descubres que nunca podrás formar parte de nada... Es, en definitiva, la desubicación, la falta de pertenencia, el deseo de ser aceptado por los demás y al mismo tiempo darse cuenta de que es imposible”


Con este libro recibió el XVII Premio Internacional de Novela Luis Berenguer (2008)

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