viernes, 11 de enero de 2013

"Flores en la tormenta" de Laura Kinsale











Un libro precioso y emocionante.

Una de esas historias inolvidable que seguro recordaré durante mucho tiempo.

Christian Langland, duque de Jervaux, es un pendenciero y libertino que se resiste a cumplir la única obligación que tiene en este mundo: casarse y tener un heredero. Aunque es un gran mecenas que se encarga de patrocinar estudios, investigaciones, universidades...

En una de sus investigaciones matemáticas, colabora con un profesor ciego que necesita la ayuda de su hija, Arquimedea Timms, para copiar y redactar las fórmulas y que además es el enlace entre ellos dos. Maddy, de 28 años, es una solterona cuáquera que vive para cuidar a su padre y para cumplir los preceptos de su religión.

Por fin, todos se conocen la noche en la que presentan sus descubrimientos en la Sociedad Analítica y celebran su éxito con una cena en la casa del duque de Jervaux, de la que ella sale profundamente impresionada. A la mañana siguiente, cuando Maddy va a entregar una carta de agradecimiento se encuentra con que el duque ha muerto en un duelo.

Sin la ayuda económica del duque, Maddy y su padre deben abandonar Londres para trabajar en un sanatorio mental dirigido por un familiar suyo. Allí deberá cuidar de un paciente muy especial.



Nunca había leído a Laura Kinsale y este libro me ha encantado. Destaco la originalidad del argumento, los personajes perfectamente definidos, las personalidades de ellos tan distintas (uno, egoísta, autoritario, hedonista, terrenal... y otra, austera, generosa, espiritual...), con un abismo social entre ellos pero destinados a superar cualquier obstáculo y a estar unidas.

La forma de escribir de la autora es capaz de hacernos sentir esta historia, de hacer que te la creas a pies juntillas. Consigue que sientas el dolor y los esfuerzos de Christian por ir recuperándose de su enfermedad, la rabia por no poder defenderse, la lucha por ser libre; y el miedo, la timidez, las ansias de adaptarse a otra forma de vida sin traicionar sus creencias de Maddy. Además, tiene momentos llenos de humor como la anécdota de ¡Mátele cuando lo necesite! Una gamberrada que te saca la carcajada.

Muy bonito, aunque hay un momento en que la historia se estanca con todas las dudas de Maddy pero cuando vuelve a arrancar, ya es imparable.





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