sábado, 25 de enero de 2014

En el país de la nube blanca de Sarah Lark











Trilogía Nueva Zelanda, número 1


Londres, 852

Dos chicas emprenden la travesía en barco hacia Nueva Zelanda. Para ellas significa el comienzo de una nueva vida como futuras esposas de unos hombres a quienes no conocen. Gwyneira, de origen noble, está prometida al hijo de un magnate de la lana, mientras que Helen, institutriz de profesión, ha respondido a la solicitud de matrimonio de un granjero. Ambas deberán seguir su destino en una tierra comparada con el paraíso. Pero ¿hallarán el amor y la felicidad en el extremo opuesto del mundo?




Aunque parezca mentira no conocía mucho de este libro, sólo que dos mujeres inglesas viajaban a Nueva Zelanda para casarse y que era muy extenso. Pero esta Navidad con tanta lluvia no tenía nada mejor a mano y... cayó.

A pesar de empezarlo sin muchas ganas, me encantó. Aunque para mi gusto sea un poco largo, cuando parecía que nada podía ir peor, sucedía algo más tremendo todavía: todo un culebrón. En este sentido me recordó a “Un mundo sin fin” de Ken Follet, que con menos páginas hubiera estado mucho mejor.

El comienzo es impactante y adictivo, no pude soltarlo hasta que Helen Davenport conoce a su futuro marido. Después mantiene un ritmo algo irregular y empieza a perder intensidad pero entretiene y no decepciona con sus altibajos.

Nos cuenta una sucesión de andanzas y sinsabores de las dos protagonistas, Helen Davenport y Gwyneira Silkham, quienes comparten su lucha por una vida mejor. Más que dos aventureras son dos mujeres que en Inglaterra no tenían ningún futuro, están tan atrapadas que no pierden nada por cambiar y deciden jugársela. Entre ellas surgirá una amistad indestructible que superará cualquier contratiempo.

Su vida en Nueva Zelanda estará llena de amor, odios, rencores, adversidades, decepciones...

Alguna pegas que le he visto es que de la cultura maorí no cuenta demasiado, algunas pinceladas sobre su forma de vida en comunidad o cómo perdieron sus tierras. Además, los ranchos de las damas podían estar situados perfectamente en el salvaje oeste americano o en Almería porque ellas no salen mucho de ellos.

Otra cosa es que el final me pareció algo precipitado, en una pocas páginas la autora cierra todas las tramas y da carpetazo a la historia.

En resumen, un tocho que se lee rápido y entretiene.

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